En tu vida te hace falta Dios

Salmos 39

 

 

Ud. no se imagina cuantas horas ocupamos en nuestras vidas al trabajo. El afán de hoy en día ha hecho crecer enfermedades tan conocidas como lo es el estrés. Pero cuando nos detenemos en la noche, ya llegando a nuestros hogares, o queremos recostarnos a dormir o tomar el control remoto y ver un poco de televisión (o quizás las dos cosas juntas, porque no). Pero en ese día tan largo, ¿se ha preguntado donde estaba Dios? Mientras tu trabajabas, despachabas papeles, corrías por las calles del centro de tu ciudad a una gran velocidad… había alguien acordándose de ti: Dios. Nosotros nos podemos olvidar en algún momento de El, pero El no de nosotros. Y no porque sea el Dios del universo, sino porque nos ama.

Nosotros podemos tener al Salvador en nuestras mentes toda nuestra vida. Pero el afán de esta hace olvidarnos que el fin principal del cristiano en eta vida es prepararse para vivir en el día del mañana en los cielo. Pero cuándo éste objetivo final se aparta de nuestras mentes, nos cansamos, dejamos de reunirnos y apostatamos de la fe.

David en un instante de su vida quiso comprender lo corta de esta frente a la eternidad de Jehová. La vanidad de esta vida es algo tan atrayente que hasta David se sintió atraído.

 

 

  1. Cuán pequeños somos frente a Dios

  2.  

    En los primeros versículos de éste salmos encontramos impregnado en el un hermoso deseo que expresa el salmista: guardaré mis caminos. Queridos amigos, el ser un cristiano fiel y santo, puro, recto, etc. en esta vida no es una fábula, o una linda historia que recordar de personajes bíblicos que, por el simple hecho de aparecer en la Biblia como santos, son modelos lejanos para nosotros. Entonces, ¿cuál es la clave para ser una santo a Dios? Creo que la respuesta es sencilla: guardando sus mandamientos (Sal 119:9). El cristiano íntegro no es un fábula, sinó algo que todo cristiano se comprometió alcanzar cuando aceptamos a Dios en nuestro corazón (1 Jn 5:3).

    Y en éste mismo versículo uno esta el deseo de guardar la boca de malas palabras. Y eso es sumamente importante, ya que en nuestro hablar diario con nuestros vecinos, amigos, familiares, etc. es cómo demostramos quienes somos al mundo. También el guardar silencio ante el pecado del mundo nos lleva a ser participes con el. ¿cuántas veces vemos en un noticiero las nuevas leyes de divorcio promulgadas o los actos vandálicos contra el feto humano en el aborto o la clonación (personas que juegan a ser Dios)? Pero nos quedamos callado, hacemos que el pecado pase frente a nuestros ojos y lo hacemos una costumbre, como que está ahí y vive con nosotros. (Stgo 3:9-12 ; Sal 141:3)

    Pero David no sólo guardó silencio ante lo malo (Sal 37:7-8) sinó que también ante lo bueno, y su dolor se multiplicó. Un dolor por estar frente al impío y otro por no hablar lo bueno del Señor (2 Tim 4:2).

    Los versículos tres y cuatro son trascendentales para el lector de éste salmo. David pide ayuda de Dios para comprender que todo dolor es pasajero y así no ocupar u corta vida lamentándose, sinó que alabando a Dios. Y de eso se trata éste salmos: entender que en nuestra vida nos hace falta Dios, y no hay por que ocupar el corto tiempo de la vida lamentándose, sinó que pasarla feliz alabando a Dios (Sal 103:4 ; 78:39)

    Nuestros días de vida y existencia: la nada misma frente a Dios (Sal 144:4 ; Job 14:2 ; Ecl 6:12): pensemos que nuestra vida es compara sólo a un soplo de Dios. Eso basta para derrumbar hasta el mas vigoroso. La vida no es nuestra, enfermedades a ella pueden venir a cada momento. Por ello debemos ser humildes, y mas que creer que somos nada, creer que Dios lo es todo, y darle a el nuestra vida, lo corta que es esa, a su servicio. Hacer lo corto de nuestras vidas un canto de alabanza a El, y no un paño de lagrimas en el cual vivamos en los afanes y la vanidad de nuestra vida.

    Y un poco de esto es lo que habla el versículo seis. Dejamos de lado los la lectura de los Sagrados Escritos o los culto de adoración por estar trabajando. Hacemos de las cosas que primero se desvanecen como las que mas queremos mantener. En vano nos afanamos, y estamos próximos a perder la vida eterna y nuestra alma de ser que las cosas materiales nos sostengan, es correr tras el viento (Sal 127:2 ; Ecl 2:26 ; Lc 12:13-21).

     

  3. El cristiano que guarda la esperanza en Dios

  4.  

    Ya en el versículo siete, luego de comprender que la vida es solo vanidad si la ocupamos en bienes o afanes, podemos hacer un mejor uso de ella alabando al Jehová, encontrando en El la esperanza.. porque la esperanza en el Señor es encontrar un hermoso refugio en el (comparar la versión de las Américas con la versión de la Reina Valera los textos de Sal 91:2 ; 142:5 ; Pr 14:32 para la mayor comprensión de esta idea planteada aquí)

    Dios es el que debe triunfar en nosotros. Debemos dejarle a El las palabras, tenemos una Biblia sellada con sus palabras, con fuego y poder, que no debemos dejar de usar (Jn 6:27). Es una palabra tan fuerte, que aún mientras dormimos esta obra (Mr 4:26,27). De todas las aflicciones que tuvo David en su vida, simplemente dejó que el Señor obrara en todas ellas. Debemos dejar que el Señor tome nuestras dudas y problemas, ya dejar en sus manos que soluciones la mala expectativa que tenemos de vivir. Debemos ser pacientes, no quitarle la obra de sus manos, y esperar su voluntad ante todo. Si un pecado ajeno nos tormenta, le aseguro que no quedará invicto, será castigado en esta vida o en la otra (Sal 21:7-13).

     

  5. La necesidad por Dios

  6.  

    En el versículo doce de éste salmo, podemos comprender que nosotros debemos ir a Dios en oración en esta vida vana y afanosa. Pedimos que El nos escuche, pero ¿nosotros le escuchamos? ¿aceptamos su voluntad cuando esta va en contra de nuestro deseo humano? Porque aceptar de parte de Dios un nuevo puesto de trabajo o un auto nuevo es fácil, pero cuando aceptamos que no hallan robado, o quizás lastimado un ser querido o nuestra propia vida con una enfermedad, es distinto. Si buscamos un Salvador, es porque dejamos a El nuestras lágrimas y esperamos que su voluntad o juicio nos responda (Sal 143:1).

    Nuestra vida, hermanos, es corta e insegura, demasiado fácil perderla. Basta con algunos segundos para un accidente en cualquier instante de nuestros días. Y de una manera muy simple, podemos asegurar nuestros días a vivir junto al Salvador (Sal 119:19) Necesitamos al Creador en nuestras vidas, sin el somos un barco en medio de la tempestad sin rumbo, próximo a perecer en el oscuro mar de la vida. No os mistamos y confesemos que nuestra vida se nos puede ir, sin tener al Salvador a nuestro lado (Hebreos 11:13).

 

 

Conclusión

 

David comprendió la necesidad de Dios. Vio lo corto y vano de la vida, guardando lo único que ni la muerte puede quitar: la salvación.

No podemos ir solos por esta vida desamparada. ¿por qué llorar si tenemos refugio? ¿Por qué seguir en el pecado hasta que la muerte nos alcance si tenemos salvación? Ven a El, y El te hará descansar (Mt 11:28-30).

 

 

volver pág. principal

 

Hosted by www.Geocities.ws

1