COL.LABORACIÓ

Carta de amor a mi pueblo

Teresa Segarra Tomás


Serenidad, ante la duda.

Teresa. Abril '98

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Querido pueblo:

Ante la primavera, me siento a escribirte, rodeada de fauna alada. Gorriones y petirrojos, mariposas coloristas y laboriosas abejas. Palomas blancas, dos tórtolas enamoradas y hasta un águila real, puedes creerme, rondan por mi cielo...

En la madeja, siempre desordenada de las ideas quería encontrar un principio, para tejer cual Penélope, una historia para ti, pueblo mío. Cuándo, de pronto ¡ay! han llamado a la puerta. Las visitas, por más esperadas que sean, cuando llegan siempre me sorprenden.

Desde arriba, he preguntado: "¿Quién es?"

"Una amiga tuya". Me ha respondido una voz con matices de ironía. Al abrir la puerta, sonreía ante mí una mujer de aspecto muy cuidado, de edad indefinida y con gafas de sol color ámbar. "Son para no dejarme deslumbrar", me ha aclarado quitándoselas. Al ver sus ojos, ya su aspecto me resultaba más familiar y también su voz me sonó de nuevo: "no me extraña que no me reconozcas. ¡Tanto tiempo hace! que no me concedes espacio en tu vida. Pero, aún así, soy tu amiga y me llamo Duda".

(Yo tengo que confesar que pensé que era una versión femenina de Dado o ese que llaman conde Lequio). Pero la intensidad de su mirada me ha hecho desistir de tal frivolidad.

Pensando que tendría muchas cosas que contarme la he invitado a entrar en casa. Al subir la escalera, se ha recogido su largo vestido, en un gesto muy elegante y femenino que ha dejado ver unos botines de media caña de color miel o caramelo. Todo su aspecto formaba una gran armonía de colores, con todos los tonos de la tierra.

Hemos salido a la terraza y cediéndole el mejor asiento, la he dejado un momento sola para que se sintiera como en su casa.

Al volver, estaba instalada en el balancín y sonriendo ha dicho: "es más apropiado para mí". Con un pie en el suelo y el otro en el aire se daba impulso, desplazándose de aquí para allá, de un lugar a otro, lentamente.

Parecía no tener ninguna prisa, mientras yo no dejaba de preguntarme: "¿Qué quiere ésta de mí?". Como si mi pensamiento se hubiera oído, me ha dicho: "casi olvido que tú eres la de las preguntas. Mira, he venido a verte después de leer en Tossal Gros que te parezco lo único razonable".

Yo, desconcertada, pensé: "¡Madre mía! desde que estamos en Internet, ya no controlo la situación".

Ella continuó. "Pero no te inquietes por mi presencia. Precisamente yo no quiero saber nada. Puede que sí, puede que no, es posible, acaso, quizás...

Pero sobre todo soy Duda, nunca llego a conclusiones". Yo, que dudaba en preguntarle, imagino que la interrogaba con la mirada. Así, continuó: "soy como un abanico". Y acto seguido, de su bolso color canela, sacó tal utensilio. "Un abanico de posibilidades", añadió sonriente.

Todavía dudé si el aire sería de grandeza, pero el abanico desordenó sus largos cabellos que al sol se reflejaban rojizos.

Y por un momento, logré detener el pensamiento para mirar sólo al jardín donde crece desbordante la primavera. Ya entonces no me quedaron dudas, ella leía el pensamiento porque me dijo: "mira, Teresita, tu jardín..."

Así pasó el tiempo, al cabo, dije yo en voz muy baja: "y... ¿más allá del jardín?". Me dolió haber roto el silencio, que era mágico, comprendiendo que ella no quisiera saber nada. Miraba distraídamente al cielo y parecía no haberme oído pero después de sonreír con picardía dijo: "¡ha sí! es una novela de Antonio Gala".

Ella tuvo que irse y lo hizo sin despedirse. Dejándome el beneficio de su presencia. Y de regalo, sobre la mesa, su abanico de posibilidades.

Hasta siempre, querido pueblo.

NOTA INFORMATIVA.

Entre las posibilidades de mi abanico he contemplado una que quiero hacerte saber, pueblo mío. Ésta es, por ahora, mi última carta de amor.

Más, no es desamor, ni olvido, ni ausencia. Sólo será una nueva etapa de la que hoy todavía desconozco su nombre. Pero de mi escritura tú serás beneficiario o si quieres compartimos titularidad. Si yo te escribo y tú me lees formamos un vínculo perfecto. Hasta aquí todo ha sido amor y dolor. Todo honor. Todo gloria. Amén.


Publicat al nº 58 (pàgina 38) del periòdic local "Tossal Gros" de les Coves de Vinromà


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