Alberto R. Azcona
UNDABARRENA y PINCEN
Dispuesto a malonear en la tierra del "huinca" (5), Pincén se corrió
por la línea de frontera, buscando entrar por el sur de Santa Fe. Le salió al cruce el
teniente coronel Saturnino Undabarrena, que estaba al mando en esa frontera.- Era
Undabarrena un militar veterano de la guerra en las pampas, conocido por su temple y
bravura en toda la Frontera Oeste, donde tenía mentas de buen tirador, hasta que el
destino lo puso frente al cacique más temido, el terrible Pincén, fértil en ardides.
Así como en el Norte "Sitting Bull" era el gran jefe Sioux, y "Crazy
Horse" representaba el empuje y la acción de los jóvenes guerreros indios, del
mismo modo en las pampas del Sud, bajo la conducción del gran cacique araucano
Calfucurá, operaba con autonomía e implacable odio al "huinca", el cacique
Pincén.
Dueño de una movilidad asombrosa, se filtró Pincen, infatigable "azote del
Oeste", hacia el frontera de Santa Fe, donde fue interceptado por Undabarrena con un
reducido contingente de su División. Rehuyó el combate, al parecer, el indómito
cacique, tomando el camino de sus tolderías con el botín de haciendas maloqueadas.
Pisándole los talones, lo persiguió Undabarrena tenazmente durante todo el día, hasta
que ya con los caballos cansados, alcanzó al malón, el 16 de junio de 1877.- A la
retaguardia dispuso Pincén los mejores lanceros, que haciendo molinetes con sus lanzas,
formados en media luna sobre lo alto de los médanos, desafiaban a las fuerzas del
cristiano, dando tiempo a los arreadores para tomar distancia con su botín. Sabían los
indios que los "huincas" tenían los caballos cansados, y ellos, como siempre,
estaban mejor montados, a cuatro caballos por lanza; podían a la carrera cambiarse, sin
desmontar, de un caballo de marcha a uno fresco y de pelea, que llevaban de tiro.-
Undabarrena ordenó la carga, que se llevó a fondo, y los indios se dispersaron en
actitud de huida, dejando sin protección los arreos, que pronto fueron alcanzados.
Ordenó a sus soldados el jefe de frontera, reunir las haciendas robadas por el malón,
para restituirlas a sus dueños y, para ello, tuvo que dividir su tropa. Era lo que
esperaba Pincén.- Oculto detrás de una loma, observó el jefe indio que un grupo de sus
perseguidores, se había separado de los demás, ocupándose de reunir algunos vacunos
disparados a mayor distancia; y en ese grupo de unos diez hombres, estaba Undabarrena. Con
la velocidad del rayo, cayó sobre ellos al frente de un centenar de lanceros en la
clásica "partida pampa"; es decir con la ventaja de la sorpresa y la gran
superioridad numérica.-
A pleno campo y cercados por los indios, no quedó a los aguerridos soldados de la
frontera, otro recurso que desmontar, manear los caballos y resistirse de a pié.
Habilísimo tirador de mucha fama, Undabarrena bajó a seis indios con las seis balas de
su revólver, hasta que cayó y sus compañeros lucharon hasta el fin.- La tropa que
después llegó a la escena, encontró mutilados y desnudos a Undabarrena y sus hombres y,
entre ellos, los cadáveres de 11 indios. En el pecho de Undabarrena se le encontraron
diez lanzazos mortales; y en sus manos, el cuchillo que usaba para comer en campaña, con
el que se había defendido hasta los útimos extremos (7).
> (1) "The Turner Thesis in Comparative Perspective: An Introduction",paginas
9 y s., de la compilaci¢n sobre "Turner and the sociology of the Frontier"
editada por Richard Hofstadter (Bibl. Licoln, N 978 _ HOF). (2) Ver "Argentina. A
City and a Nation", por James R. Scobie, New York, Oxford Uneversity Press, 1964. (3)
" The Frontier in American History", por Frederick Jackson Turner. EE. UU.. 1920
y 1947 (Bibl. Lincoln, N 978- TUR). (4) Boletín del Instituto Americano de Estudios
Vascos, N° 100, Buenos Aires 1975, pags. 167\176, ed. Vasca Ekin.
(5) Los indios llamaban a los "cristianos" o "huincas": hombres
despreciables, capaces de robarles sus mujeres y bienes. (6) "Biografías Argentinas
y Sudamericanas", Jacinto R. Yaben, ed. Metropolis, Buenos Aires 1992, II, pags.
903/907.