RECOGIDA Y SECADO DE LAS PLANTAS

Los constituyentes químicos y por consiguiente, las propiedades terapéuticas de las plantas se ven afectadas por el momento exacto en que son recogidas.

De preferencia, deben cosecharse en un día seco y sólo cuándo han alcanzado su máximo de madurez, esto se determina por la floración. En esta etapa es cuándo la concentración de principios activos es la más elevada.

Las plantas colectadas deben de secarse rápidamente, cuidando de que la luz solar intensa no les dé directamente, esto es de la mayor importancia para evitar la pérdida por volatilización de los ingredientes aromáticos y prevenir la oxidación de otros compuestos muy sensibles a la acción de la luz y el calor.

Para asegurar una buena circulación del aire, se guardan en un sitio seco, cálido y bien ventilado, sobre una capa de papel periódico, pudiéndose cubrir con otra capa del mismo papel.

Nunca use su garaje para secar plantas, se van a contaminar con los humos del escape de su auto.

Las plantas pueden secarse por completo en siete días; cuanto más tarde en hacerlo aumentan las probabilidades de que la planta se decolore y pierda sus características terapéuticas distintivas.

Las temperaturas óptimas de secado son entre los 20 y 32º C.

Una vez secadas las hierbas se deben guardar en recipientes de cristal bien limpios y secos, de preferencia de color oscuro azul, verde o ámbar, bien cerrados y alejados de la luz solar directa. Puede usar también recipientes de cerámica o barro cocido, pero jamás use de plástico.

Nunca almacene las hierbas húmedas pues de seguro se van a enmohecer.

Una vez guardadas las plantas debe etiquetarlas especificando su nombre común, nombre científico, variedad, origen y fecha de recolección y secado. La mayor parte de las plantas así almacenadas se conservan entre 12 y 18 meses en perfectas condiciones de calidad.

Flores: Se recogen una vez que se ha evaporado el rocío de la mañana, cuándo están totalmente abiertas.

Deben manipularse con cuidado. Se separan de los tallos y se secan enteras sobre una bandeja. Las flores pequeñas se tratan como si fueran semillas. Hay que recolectarlas antes de que se amustien totalmente.

Si el tallo es largo o carnoso, como en el gordolobo común, se arrancan las flores de una en una y se secan por separado sobre papel periódico.

En el caso particular de las caléndulas, para secarse, se separan los pétalos y se guardan desechando la parte central de la flor.

Partes aéreas y semillas: Las hojas grandes pueden recogerse y secarse individualmente.

Es mejor dejar las de menor tamaño, como las de Melissa en el tallo.

Las hojas de las plantas caducas se recogen inmediatamente antes de la floración y las plantas de hoja perenne, como el Romero, pueden recolectarse durante todo el año.

Cuando se empleen todas las partes aéreas deben recogerse en plena floración, con lo que se obtiene una mezcla de hojas, tallos, flores y semillas.

Para las semillas se recogen los ápices completos con 15-20 centímetros de tallo una vez que las semillas están prácticamente maduras, antes de que hayan sido dispersadas por el viento. Se cuelgan cabeza abajo sobre una bandeja forrada o dentro de una bolsa de papel, lejos de la luz solar directa; las semillas se desprenderán una vez maduras.

Raíces: La mayor parte de las raíces se recogen en otoño cuando las partes aéreas de la planta han muerto. Una excepción es el diente de león, cuya raíz debe recogerse en primavera.

Algunas raíces reabsorben la humedad del aire, por lo que deben desecharse si se reblandecen.

Lave la raíz para eliminar la tierra y la suciedad. Las raíces grandes se cortan en trozos pequeños cuándo aún están frescas. Los trozos de raíz se extienden sobre una bandeja forrada con papel y se secan durante 2-3 horas ( 4-6 horas para raíces grandes). Se transfieren a continuación a la habitación de secado para completar el proceso.

Savia y resina: Se recogen del árbol en otoño cuándo la savia desciende, practicando una profunda incisión en la corteza o haciéndole un agujero y recogiendo la savia en un recipiente atado al árbol.

La savia de las plantas lactíferas, como la lechuga silvestre y la celidonia mayor, se exprime sobre un cuenco. Muchas savias pueden ser corrosivas, por lo que deben usarse guantes protectores.

En el caso del áloe, se abre longitudinalmente la hoja por el centro y se separan los bordes.

Empleando el borde romo de un cuchillo se toma el gel de la hoja.

Fruto: Las bayas y otros frutos se recogen al madurar, antes de que se reblandezcan demasiado y se extienden en bandejas para secarlos. Los frutos carnosos deben voltearse con frecuencia para garantizar un secado homogéneo. Hay que descartar los que presenten signos de hongos.

Corteza: Se recoge en otoño para minimizar los daños a la planta. Nunca debe recogerse toda la corteza, ni una franja de corteza que rodee por completo al árbol, a menos que se desee sacrificar la planta.

Se sacude y se limpia la corteza para eliminar el musgo y los insectos, sin mojarla excesivamente con agua. Se parte en trozos de 2 cm cuadrados y se extienden sobre la bandeja forrada para secar.

Bulbos: se recogen una vez muertas las partes aéreas, con excepción de los del ajo, que deben recogerse antes de la floración.

Lixandram


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