LAS PLANTAS Y EL HOMBRE

Los primeros pasos del Espagirista

La vida del hombre está íntimamente unida a su ambiente, en especial a los vegetales.

El conocimiento y utilización total del mundo vegetal es una meta llena de recompensas intelectuales y materiales.

La enfermedad ha sido y es un inevitable mal que ha pesado sobre el hombre desde el inicio de los tiempos.

Entre estos parámetros, en este marco, se ha desarrollado la vida diaria de la humanidad. El conocimiento de las propiedades curativas de las plantas ha sido y es un reto constante que nos ha llevado por los caminos de la investigación para descubrir los remedios a nuestros males.

Estos conocimientos, generalmente los han acumulado determinados individuos: sacerdotes, hechiceros, curanderos, etc., quienes los han transmitido, de generación en generación a sus aprendices y descendientes.

Así en la Biblia están descritas unas 200 plantas medicinales y sus aplicaciones. El papiro de Ebers, escrito hace unos 3 500 años contiene descripciones de enfermedades e indicaciones para tratarlas con plantas, y el famoso códice Badiano escrito en 1552 por el indio Xochimilca Martín de la Cruz y traducido del náhuatl al latín por Juan Badiano en México, contiene el tesoro herbolario de los antiguos Mexicanos.

Y de aquí juega la memoria en avance y retroceso, sin respetar el tiempo con nombres tales como Hipócrates, Teofrasto, Plinio , Galeno y los Alquimistas Geber, Boheme, Glauber, Hollandus, Paracelso, Basilio, Urbigerus, Alberto Magno y tantos más hasta nuestros días, quienes nos han legado teoría y práctica, filosofía y método para continuar en el "Solve et Coagula" de la Espagiria diaria.

El Espagirista serio en la búsqueda de plantas con principios activos requiere conocimientos básicos de botánica y tener cierta idea sobre las substancias activas que va a encontrar. Esto es de vital importancia, si no quiere ser un ciego repetidor de recetas que obra en la completa oscuridad e ignorancia.

La Alquimia requiere de gran preparación y cultura, y no es refugio de ignorantes ni paliativo que consuele el fracaso científico. Es la Ciencia Máxima y el Arte Magno.

A veces de antemano debemos conocer el material que se debe recoger, y otras, tenemos que trabajar con plantas recolectadas por otros y de lugares diferentes y distantes.

Por esa razón son muy útiles ciertas pruebas sencillas, sensibles, específicas, rápidas y que requieran equipo mínimo, económico y fácil de transportar.

En estudios preliminares se pueden utilizar muestras de 1 a 100 g y orientarse a localizar cualitativa o cuantitativamente uno o varios principios activos.

Vamos a describir las más empleadas, tanto en el sitio de recolección como en el laboratorio.

En el sitio de recolección:

Dos o tres gramos del material vegetal se trituran en un mortero. Si son ramas o material duro se convierten en astillas.

Dicho material se coloca en un tubo de ensayo y se le añade suficiente etanol al 96% para llenar el tubo hasta la quinta parte de su capacidad. No usamos otros disolventes porque en espagiria nos limitamos al espíritu de vino y agua, y por lo tanto nos interesa sólo lo que se va a extraer con ellos.

Los extractos alcohólicos son útiles para averiguar la presencia de los principios activos más importantes:

Alcaloides con los reactivos de Mayer, Dragendorff y ácido túngstico.

Otra alícuota se diluye en un volumen de agua dos veces mayor y se agita a sacudidas durante 30 segundos. Si la espuma formada permanece dos minutos hay saponinas.

Los taninos se detectan con solución de gelatina. Algunos flavonoides se localizan al añadir a una alícuota Magnesio y Ácido Clorhídrico y observando si hay una espuma rojiza.

Para investigar si hay aceites esenciales se tritura la planta y se huelen los aceites liberados; también se colocan algunas hojas en un tubo de ensayo y se hierven con agua observando si hay incremento en el aroma y la formación de gotas aceitosas en el agua.

Los aceites fijos, particularmente en semillas, drupas y bayas se pueden determinar por expresión de un peso conocido de estas con un papel filtro, el cual después se deja secar y se observa el diámetro de la mancha. Con un capilar se coloca en el centro una gotita de colorante Sudán III (0.5% en 100 ml de etanol al 70%), después de varios minutos se colorea la mancha; se mide otra vez el diámetro.

Hay una relación directa entre el diámetro de las manchas y el porcentaje de aceite fijo en el material.

Pruebas preliminares en el laboratorio:

Método rápido para alcaloides: 5 g de material seco pulverizado o su equivalente en planta fresca triturada se mezclan con suficiente ácido clorhídrico al 1% para formar una suspensión y obtener después 2 ml del filtrado.

La suspensión se vierte en un matráz Erlenmeyer y se coloca en baño maría

A 80o C. La mezcla se calienta 4 horas y se sacude periódicamente. Después se retira la suspensión, se deja enfriar y se filtra. Si el filtrado es menor a 2 ml se añade al residuo suficiente ácido clorhídrico al 1% para ajustar el filtrado a 2 ml.

Por separado se ensayan alícuotas de 0.2 ml del filtrado con volúmenes de 0.1 ml de los reactivos de Mayer, Wagner, Dragendorff, Sonnenschein y ácido sílico-túngstico.

Los resultados se registran como abundante (+++), moderado (++), escaso (+), dudoso (+-) y negativo (-).

Preparación de los reactivos:

Mayer: Disolver 1.36 g de Bicloruro de Mercurio en 60 ml de agua y 5 g de Yoduro de Potasio en 10 ml de agua. Se juntan las dos soluciones y se aforan a 100 ml. Solo deben agregarse unas gotitas pues los alcaloides son solubles en exceso de reactivo. Los alcaloides precipitan color anaranjado-marrón.

Wagner: Disolver 1.27 g de Yodo resublimado y 2 g de Ioduro de Potasio en 20 ml de agua; Aforar la solución a 100 ml con agua destilada. Los alcaloides dan precipitado floculento color marrón.

Dragendorff: Disolver 8.0 g de Nitrato de Bismuto penta hidratado en 20 ml de ácido Nítrico densidad 1.18, o sea al 30% y 27.2 g de Ioduro de Potasio en 50 ml de agua. Se mezclan las dos soluciones y se dejan reposar 24 horas. Se decanta la solución y se afora con agua a 100 ml. Los alcaloides dan precipitado marrón-anaranjado.

Sonnenschein (ácido fosfomolíbdico): Preparar una solución acuosa saturada de Molibdato de Amonio y se añade lentamente a una solución saturada de fosfato disódico precalentada a 40o C hasta que no se forme más precipitado. Se recoge el precipitado por filtración, se lava con bastante agua y se pasa a un vaso dónde se le mezcla con una solución concentrada de Carbonato de Sodio. La suspensión se calienta hasta que se disuelve todo el precipitado. Después se continúa calentando en baño María hasta sequedad con desprendimiento de todo el amoníaco. El residuo se humedece con Ácido Nítrico y vuelve a secarse. El nuevo residuo se disuelve en 10 veces su peso de una mezcla de Ácido Nítrico concentrado y agua 1: 9 v/v. Se filtra la solución y se guarda en frasco bien cerrado. Los alcaloides y sus sales dan precipitados amarillos. Los reductores dan color azul.

Ácido Sílico- Túngstico: Disolver 5 g de Ácido Silicotúngstico en el Ácido Sulfúrico 6N necesario para formar 100 ml de solución.

Para detectar Glicósidos Cardiotónicos, Cianogenéticos, Leucoantocianinas, Saponinas, Triterpenos y otros, favor de contactarme vía e- mail.

Lixandram


 

 

 

 

 

 

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