Las esencias contienen únicamente los principios activos volátiles de las plantas, por lo que siempre se preparan por destilación. Aquí el conocimiento del Arcano de la volatilización de la Sal cobra importancia toral, ya que sin él es imposible confeccionar una esencia espagírica. Por ello no debe extrañar que usemos bálsamos de Copaiba o de Canadá como auxiliares en este proceso, ya que no vamos a extraer por destilación por arrastre de vapor los aceites esenciales, sino por menstruo alcohólico.

Todo espagirista sabe la importancia de los vehículos oleosos para volatilizar la Sal.

Los químicos conocen la acción del ácido Succínico como excelente catalizador, así como de las peculiares características de los terpenos y compuestos relativos a las resinas para las funciones de catálisis orgánica.

Los alquimistas han sabido siempre la acción de los ácidos orgánicos contenidos en los Azufres Fijos ( la otra parte del Alma), y que aquí está buena parte del secreto para volatilizar la Sal.

Las esencias espagíricas son de una naturaleza más espiritual que las tinturas y los extractos. Su naturaleza sutil les confiere un poder de penetración mayor y un aumento considerable de su potencia medicinal, por lo que tanto su elaboración como su empleo deben ser sumamente cuidadosos y delicados.

Aquí encontramos otro punto de divergencia entre la química y la alquimia.

Mientras la química da prioridad al mayor número de compuestos que se puedan extraer de la planta exhaustivamente, a menos de que ya se haya identificado y seleccionado previamente el compuesto"blanco"; la alquimia considera la preferencia de lo volátil y sutil sobre lo más corpóreo o material.

El químico piensa en la potencia relacionada a la cantidad. El alquimista sabe que las energías vibrátiles de una molécula son las que le confieren su poder terapéutico y que su mecanismo de acción no necesariamente se lleva a cabo por las conocidas vías bioquímicas, sino que la mayor parte de las veces su acción es imposible de contar, pesar o medir...pero sus efectos son palpables.

Es algo así como el cirujano que sabe de la existencia del aire en la víscera que está abriendo... pero ni lo puede ver, ni lo puede cortar. Sin embargo percibe su presencia.

Las esencias pues, son sutiles... poderosas.

Para la preparación de una tintura que servirá de base a la esencia, debemos usar solamente alcohol de uva rectificadísimo. En este caso no recomiendo sustituir el Spiritus vini por alcohol procedente de los agaves, de mezcales o de sotoles, como en el caso de las simples tinturas.

La planta o sus partes se deben lavar cuidadosamente con agua de lluvia, y dejarlas remojando durante un mínimo de 12 horas, de preferencia desde la puesta del sol hasta la aurora, y si es con luna llena, mejor. Esto tiene su razón de ser. Las células de la planta se pondrán turgentes por la hidratación y dispondrán mejor de los compuestos volátiles adsorbidos. La luna llena tiene influencia sobre los líquidos, es de todos conocida la causa de las mareas.

Si usted vive en un área de alta contaminación ambiental, no saque el recipiente de remojo fuera de su laboratorio. Si vive en lugares limpios de contaminante, lo mejor es que ponga el remojo a la luz de la luna.

Al término de esta operación, quite con cuidado el exceso de agua y añada 10 veces el peso de la planta en volumen de alcohol etílico de vino W/V (100 g de planta con 1000 ml de alcohol etílico de vino).

Cierre herméticamente el frasco y póngalo a digestar 40 días a 40^o C.

Trasvase la tintura con todo y partes vegetales a un alambique de vidrio y destile suavemente en baño maría hasta recoger 250 ml de destilado.

Cohobe tres veces más, y a la cuarta recoja todo el destilado dejando un residuo de líquido en la cucúrbita para que no se queme la parte vegetal.

Recoja las partes vegetales de la cucúrbita y calcine para obtener cenizas y posteriormente la Sal canónica que deberá guardarse bien en frasco ámbar.

El destilado adiciónelo con 1/10 W/V de bálsamo de copaiba obtenido de Copaiba balsamea, o resina de ciprés, o bálsamo de Canadá (Abies balsamea) ( 90 g de resina con 900 ml de destilado), y agítelo bien con una varilla de vidrio hasta incorporación total y viértalo en una retorta pequeña, la cual se pone en baño de arena y se destilan 2/3 partes del volumen, cohobando tres veces.

Después de la tercera cohobación agregue la Sal y destile cohobando tres veces más hasta que observe la formación de los cristales de Sal Volatilizada en el pico de la retorta. Destile hasta que quede un líquido con consistencia de miel en la retorta.

La Sal es arrastrada por el Espíritu destilado.

Pase el destilado con la Sal volatilizada a un pelícano y circule por 40 días a 40^o C.

Agite periódicamente en forma circular dos veces al día.

Filtre sobre algodón y reserve la esencia en frasco ámbar muy bien tapado.

Estas son las más sutiles de todas las esencias. En su confección y actuar la bioquímica se queda aún más corta. Es más, no se puede ni tratar de explicar su acción desde el punto de vista químico. Esto es alquimia pura. Sutileza extrema.

Se seleccionan las flores para procesar en una limpia mañana cuándo el sol aún no está en el cenit, esto es alrededor de las 8 de la mañana.

Con gran pulcritud para trabajar y sin tocar con las manos las flores, se cortan con unas tijeras muy afiladas dejando solo una pulgada de tallo. Se recogen con una ramita de preferencia de la misma planta y se depositan en una bandeja con agua de lluvia.

Se dejan al sol directo por tres horas y luego se retiran las flores sin tocar el agua con la mano. Se filtra con mucho cuidado sobre algodón y se añaden 5 ml de Spíritus vini rectificatus por cada 50 ml de agua floral. Se guarda en frascos color topacio.

La energía vibrátil de esta esencia es tremenda. La dosis son cinco gotas debajo de la lengua tres veces al día.

El uso terapéutico de las esencias florales es enfocado a la harmonización del cuerpo, el alma y el espíritu. Son especiales para tratar problemas mentales y emocionales.

Es muy recomendable la preparación floral de: Prunus cerasifera, Helianthemum nummularium, Impatiens glandulifera, Clematis vitalba y Ornithogalum umbellatum, mezcladas a partes iguales, pues equilibra el organismo después de cualquier alteración emocional o física. Es especial para recuperarse después de una cirugía.