Volver

Artículo Libre


Puertas abiertas


Han sido muchas las veces que nos hemos parado en nuestro sendero porque no hemos visto las cosas con claridad, o porque no hemos sabido asimilar adecuadamente las pruebas por las que pasamos constantemente. Es como si de pronto se interpusiera entre nosotros y nuestro progreso un tupido velo, no dejándonos avanzar con soltura e impidiéndonos distinguir cuál es el camino que hemos de escoger esta vez. Se oscurece todo a nuestro alrededor y nuestras ideas vagan confusas en nuestra mente y esto es lo que nos hace detenernos sin más, para intentar encontrar en esos momentos la luz que nos alienta y nos guía, la fe; aunque esto nos suele costar bastante, hasta que no comprendemos realmente cuáles han sido los motivos que nos han hecho caer.

Cuando esto nos ocurre no nos entretenemos para analizar nuestra posición, sino que antes de hacer buen uso de la razón nos dejamos llevar por la confusión, y más que nada por el egoísmo, que es el que nos hace alejarnos poco a poco de la realidad para aislarnos en un mundo que creamos nosotros por propia comodidad, porque pensamos que así podemos salir de la cueva en la que nos hallamos. Lo que no sabemos es que este nuevo mundo no nos ayudará en absoluto a perfeccionarnos como espíritus en evolución que somos, sino que nos pondrá más difícil si cabe nuestra labor, y en lugar de hallar un rayito de luz que nos alumbre la ruta, lo único que conseguiremos es adentrarnos más en esa cueva, haciéndose cada vez más oscura y agotando poco a poco las posibilidades de encontrar una salida.

Quizás sea nuestra forma de plantearnos los problemas pero debemos saber ya, que acobardándonos y eludiendo las responsabilidades que tenemos no es la mejor manera de actuar ya que de este modo no lograremos nunca hacer frente ni a ésta ni a ninguna situación, debilitándonos cada vez más y mostrándonos pasivos y cómodos ante las adversidades que nos depara la vida. Pensamos que si nos ocultamos y salimos cuando ya ha pasado todo será mucho más fácil, y esto es erróneo, ya que lo que muchos ignoramos es que tarde o temprano esa misma situación que dejamos pasar, volverá a nosotros porque la necesitamos para pulir determinados defectos, es decir que lo único que habremos conseguido es estancarnos, y desde luego, seguiremos tropezando tantas veces en la misma piedra, hasta que no nos fortalezcamos internamente.

Tenemos que aprender a no hundirnos cuando algo nos sale mal. Nuestro primer paso es reconocer nuestro fallo e intentar solucionarlo, de forma activa, sin dejarnos llevar por los malos pensamientos que puedan pasar por nuestra mente, todo lo contrario, alejando este tipo de entidades negativas de nosotros para no perjudicar a nadie y poniéndonos manos a la obra desde el primer momento, sin dar tiempo a que esos malos pensamientos se apoderen de nosotros y nos hagan mayor perjuicio. No nos sirve tampoco eso de compadecernos de nosotros mismos ya que cada uno pasa por las pruebas que requiere, no más; y si empezamos a preguntarnos el porqué nos ha tocado a nosotros, seguiremos sin aclarar dudas y entorpeciéndonos más.

Querer es poder, no puede haber nunca impedimentos si ponemos todo el empeño posible para levantarnos de cualquier caída. Sabiendo la teoría, la práctica la podemos realizar mucho mejor. Lo que debemos tener en cuenta es la misión que hemos venido a desempeñar y que es lo que nos impulsa a seguir en este sendero que desde luego sí tiene mucha más fuerza que cualquier necesidad material que nos surja.

Siempre hay puertas abiertas, salidas para todo problema, la cuestión está en saber dónde buscar para hallarlas fácilmente y el sitio más acertado es mirar en nuestro interior, seguro que encontraremos esa luz que nos ayuda, que nos alienta y que en todo momento nos dice que sigamos hacia adelante, hablo de nuestro corazón, al que en muy pocas ocasiones escuchamos y en estos casos es el que más debe hablar.

Con esto quiero hacer hincapié en algo que considero importante y es que en la vida no hay nada imposible, sobre todo si nos hallamos en este camino, todo lo que nos ocurre es bueno para nuestra evolución, nada es fruto de la casualidad, nos hacen falta todas esas pruebas y obstáculos para encaminar nuestro espíritu correctamente, por esta razón tenemos que fortalecernos y saber cómo actuar ante cualquier situación.

Para terminar quiero decir que creo que es egoísta por nuestra parte sentir compasión por lo que nos pasa, cuando hay tanto sufrimiento en nuestro entorno, cuando podemos ver con nuestros propios ojos que hay gente que necesita mucho más amor y comprensión que nosotros, si tuviéramos en cuenta todo esto a la hora de caminar, no haríamos montañas de nuestros pequeños problemas y tendríamos que dar gracias continuamente por tener a alguien, nuestra familia, nuestros amigos, por encontrarnos bien, en definitiva por la suerte que hemos tenido gracias a la oportunidad que nos han dado.

I.M.V.