|
Deficiencias físicas y morales (I)
Antes de encarnar nos hemos comprometido a realizar un trabajo para evolucionar espiritualmente, cada uno viene en las condiciones que necesita para hacer ese trabajo que le han encomendado. Por esto, no es casualidad nada de lo que nos rodea, la familia en la que hemos nacido, ni la que formamos al crecer, tampoco es casualidad el cuerpo material que traemos, que puede venir en perfecto estado o tener alguna tara desde su nacimiento o que ésta surja a lo largo de la existencia, de todas las maneras es algo que debe servir para superarnos espiritualmente, porque ese es el motivo por el cual tenemos esta materia en concreto, ya que tiene las condiciones que necesitamos para avanzar en este camino de progreso.
Con respecto a las deficiencias que podemos tener en una encarnación podemos hablar de las físicas y de las morales. Dentro de los primeras están los que se notan por sus características como puede ser una parálisis, una deficiencia mental, la falta de alguno de sus miembros o la carencia de alguno de los sentidos (la vista, el oído, el olfato,...). Y otras que no se ven tanto pero afectan seriamente a la salud de la persona. También podemos nombrar otras que realmente no son deficiencias de la materia pero hay personas a las que no les gusta su físico y prefieren cambiarlo.
Y de las deficiencias morales que afectan a la materia podemos referirnos a aquellos en los que la imperfección todavía forma parte del espíritu pero cuando la transmite al cuerpo éste se convierte en el principal protagonista. (De este tema continuaremos hablando en el próximo artículo).
Ya sabemos que todos los entorpecimientos que encontramos en la materia, están ahí para nuestra evolución espiritual. Aunque hoy en día la sociedad en la que vivimos está tan materializada que se ven fallos en el cuerpo físico que realmente no lo son, simplemente no les gusta como es su materia, puede que no les guste nada o que sólo sea algo en concreto (podemos poner como ejemplo a aquellas personas que no les gusta el color de su piel o que no se sienten identificados con el sexo con el que han nacido), el caso es que la sensación de desagrado que tienen es tan grande que poco a poco se van obsesionando con eso hasta llegar al extremo de echarle la culpa de su propia inseguridad, del complejo de inferioridad, de sufrir depresiones,... y de otras muchas cosas más que no son producidas por la materia sino por la falta de conocimiento espiritual y de esforzarse en averiguar qué es a lo que han venido a esta vida y qué es lo que tienen que conseguir, tanto a nivel material como espiritual y no centrarse únicamente en el plano material como lo están haciendo hasta el momento.
Estas personas por lo general están bastante materializadas, se dejan dominar por todo el ambiente que les rodea y llega un momento que son incapaces de valorar lo que realmente es importante, que es su propia personalidad, llegar a conocerse interiormente y sacar lo mejor de sí mismo para superar así cualquier inconformidad que tengan respecto a su materia y sacar adelante el compromiso que han traído al encarnar.
Hemos de saber encauzar los sentimientos que estas imperfecciones puedan producir en nosotros, porque los defectos que tiene nuestro espíritu pueden crear un rechazo de esa situación que nos lleve a rebelarnos y dejar que la parte negativa se haga con nosotros sacando lo peor que tenemos y así actuar de manera incorrecta haciendo sufrir a los demás y a nosotros mismos porque en el fondo nos estamos dando cuenta que esa situación no la estamos superando, además de evitar que personas que nos quieren ayudar se acerquen para hacerlo. Por el contrario, si somos capaces de aceptar la materia con la que hemos encarnado tal como es evitando el desagrado que tenemos hacia ella, y actuamos con dignidad y sacando el mayor provecho de la misma, superaremos esa situación y daremos un ejemplo a los que nos rodean y aprovecharemos de esta manera la existencia para progresar espiritualmente.
Lo importante es que nos centremos en el camino espiritual para que cualquier imperfección que veamos en la materia no le demos más importancia de la necesaria, y en lugar de lamentarnos de las cosas que carecemos o que no podemos realizar, centrémonos en las oportunidades que tenemos para superar las vivencias que debemos pasar y con las que nos hemos comprometido para superarlas. Para conseguir esto debemos evitar caer en las tentaciones y dificultades que el bajo astral nos pone delante y así hacernos fuertes superando las debilidades que todavía tenemos.
También debemos tener en cuenta un factor que influye a la hora superar esas deficiencias, es la sociedad en la que vivimos, porque muchas veces se mide la capacidad de las personas por el ambiente material que les rodea y no por su calidad espiritual que es lo que verdaderamente importa. Y esto muchas veces hace que resulte mucho más difícil superar estas vivencias. Sin embargo si aprendemos a escuchar lo que nuestra conciencia nos dicta, nos resultará más fácil llegar a buen fin en esta existencia ya que ésta si sabe el motivo por el cual tenemos esa deficiencia en la materia, y si nos esforzamos un poco conseguiremos dominar la materia, centrarnos en el compromiso espiritual y superar la prueba que hemos traído.
I.Q.B..