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Apartado Espírita


Penas y goces futuros


“La siembra es voluntaria, la cosecha obligatoria”, esta es una máxima que encierra un profundo contenido filosófico y espiritual sobre las penas y alegrías del espíritu. En función al trabajo diario que realizamos en beneficio de los demás así son los resultados. Por otra parte, los odios, rencores y malos sentimientos que podamos sentir por el prójimo, van generando unas fuerzas negativas que tarde o temprano redundarán en un perjuicio para quien las provoca.

La teoría de las penas y recompensas proviene de lo más remoto de los tiempos. En la antigüedad los pueblos procuraban contentar a sus dioses para no desatar sus iras, les complacían con sacrificios de todo tipo para apaciguar sus ánimos. Con posterioridad las iglesias cristianas sentaban las bases de la idea moderna sobre este punto, realizando los rituales adecuados en cada caso para limpiar las “manchas” y purificar el espíritu, porque podía llegar la hora final de nuestra vida en cualquier momento.

Con la llegada del espiritismo nos encontramos con nuevas ideas y con los testimonios llegados del Más Allá que confirman los argumentos esgrimidos por la codificación.

Uno de los aspectos fundamentales es que el hombre no depende de agentes externos sino de sí mismo. El propio espíritu encarnado es el que debe realizar la labor asignada antes de encarnar, procurando hacer todo el bien que le sea posible para limpiar deudas del pasado y superar las pruebas que de lo Alto le puedan enviar. Al cumplir con su deber se encuentra al desencarnar con un lastre menos, con una fuerza espiritual adquirida con su esfuerzo en la Tierra que le permite escalar posiciones, por denominarlo de alguna forma, y ser dichoso y feliz en su nueva situación.

Otro punto a considerar es el del perdón. Los posibles errores que hayamos cometido en el devenir de nuestra existencia tan sólo se corrigen con trabajo y procurando beneficiar a las personas que hemos perjudicado. El trabajo fundamental en esos casos es luchar contra las imperfecciones que han originado los fallos y han ocasionado un perjuicio al prójimo, es del único modo que se podrán evitar nuevos errores en el futuro.

El autoanálisis juega un rol fundamental para localizar el origen de nuestros defectos y poder luchar contra ellos, ya que cuando se actúa con ligereza y sin calibrar las consecuencias de nuestros actos, podemos caer en el error de pensar que las cosas en general las estamos haciendo bien y que vamos por el buen camino. En estos casos la sorpresa puede ser mayúscula como nos indican testimonios del mundo espiritual, cuando nos hablan de lo que supone para muchos el desencarnar y encontrarse con un lastre mucho mayor del que arrastraban hasta el momento. Las causas que pueden motivar estas situaciones son diversas. Citaremos algunos ejemplos:

- La comodidad. Al no realizar nada negativo en contra de los demás podemos creer que con ello es suficiente para alcanzar un porvenir feliz. El error consiste en no valorar la importancia de la práctica del bien como responsabilidad ineludible.

- La rebeldía. Nos podemos encontrar con una existencia llena de penalidades, pero en lugar de admitirlas con resignación y tratándole de encontrar un significado justo a las desdichas, rechazamos todas las situaciones con desprecio o culpando a los demás de nuestras penas. Actuando de ese modo nos encontraremos con que las deudas del pasado no han sido saldadas y tendremos que empezar la tarea nuevamente.

- El fanatismo. Al considerar que perteneciendo a una religión o creencia determinada nos exime de responsabilidades y nos concede unos privilegios, perdonando nuestros errores y asegurándonos un puesto en el plano espiritual dichoso. Para la mayoría ese fanatismo supone un entorpecimiento más que añadir a la misma turbación que supone la desencarnación.

Podríamos añadir otras causas, pero con las anteriores son suficientes para que nos demos cuenta del trabajo interno que debemos realizar para no perder el norte en ningún momento e intentar seguir por el camino del bien. El espiritismo, como hemos comentado en repetidas ocasiones, nos puede ayudar a descifrar nuestra realidad aquí y ahora, para disipar dudas y ponernos en marcha hacia la consecución de nuestro cometido en la Tierra que, en definitiva, es lo único que nos puede llenar de felicidad en el presente y sobre todo en el futuro.

ASOCIACIÓN PARAPSICOLÓGICA DE VALENCIA