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El Dominio de la Materia


El poder de la mente y el sentimiento (I)


“Debemos saber que el conocimiento de la responsabilidad de nuestros actos, nos debe llevar a vigilar los pensamientos, sentimientos y deseos, que son fuerzas psíquicas que nos inducen a la acción, acciones de las cuales somos responsables.” Comenta Sebastián de Arauco en el temario de las Leyes Universales.

Hay que tener en cuenta que podemos hacer partícipes a otras personas de esos malos o buenos sentimientos, cada vez que hablamos con ellas y les contamos nuestros pensamientos y la forma que tenemos de ver la vida. Podemos en algunos casos influir en su comportamiento, llegando en ocasiones a compartir los mismos ideales hasta el punto que también lo sientan al igual que nosotros. Esto es debido a la firmeza de las creencias que tenemos, porque no solamente es lo que le comentamos, sino la fuerza y el sentimiento que nos sale y que conseguimos que lo capte, aunque esa persona en ese momento no se de cuenta, su conducta irá cambiando poco a poco porque puede ser una dé tantas cosas que se le queden marcadas en su subconsciente. Si todo lo que le transmitimos es positivo y con ello contribuimos en su evolución espiritual, también nos estamos ayudando a avanzar en el camino del progreso; si por el contrario todo lo que le transmitimos es negativo (tanto sean perjuicios hacia otras personas, como negar los valores morales o acentuar los malos vicios que hay en la sociedad), le estamos perjudicando a él y a nosotros, ya que nos alejamos del verdadero camino y estamos arrastrando a otros, por lo que nos endeudamos y a la vez nos alejamos del compromiso espiritual con el que hemos encarnado.

Además si actuamos de esta segunda manera, estamos impidiendo que se cree un estado de armonía a nuestro alrededor, para dejar paso a todo lo bueno que hay en nosotros y lo que nos puede llegar de fuera (la ayuda espiritual, de seres positivos que nos intuyen para actuar de forma correcta), pero para eso debemos estar en predisposición para hacer las cosas bien. Es necesario tener controlado el pensamiento, porque hay momentos en que necesitamos sacar cualidades como la voluntad, la fortaleza, el espíritu de sacrificio... y cuando la moral la tenemos un poco baja, nuestra mente psíquica se pone en funcionamiento para que reaccionemos y continuemos el camino. Teniendo la mente física clara nos resultará más sencillo volver al trabajo espiritual, pero para esto, hay que estar siempre en una actitud positiva, rechazando todo lo negativo que se pueda acercar.

Sebastián de Arauco también comenta que: “es necesario ir sutilizando y purificando los deseos y sentimientos, a fin de que el cuerpo psíquico o alma pueda ser más receptivo a las vibraciones del espíritu, y éste pueda ir con mayor intensidad para una personalidad más eficiente, a fin de aprovechar la vida presente para avanzar en el empinado camino de la evolución.”

No debemos olvidar que muchas veces la forma que tenemos de ayudar a otras personas es por medio del pensamiento, ya no sólo por la oración, muchas veces el buen sentimiento que tenemos hacia una persona al querer ayudarle le llega y eso solamente puede ser motivo para que cambie la actitud y enfoque las cosas de distinta manera o simplemente que deje de darle importancia a cosas que realmente no la tienen o que se la dé en su justa medida. Los consejos no siempre dan el fruto que esperamos, a veces la actitud que tenemos y la alegría que desprendemos al tener los pensamientos y deseos limpios es bastante para hacer comprender lo que con palabras no terminan de entender.

Está claro que si estamos en buena sintonía porque en todo momento intentamos que nuestros pensamientos y sentimientos sean positivos conseguiremos varias cosas y todas a nuestro favor; por un lado daremos un buen ejemplo a las personas que están cerca de nosotros ya que nuestro comportamiento será el reflejo de nuestra forma de pensar y de sentir y éstas estarán acordes con la ideología que tengamos.

Por otro lado, la armonía que habrá a nuestro alrededor nos facilitará la convivencia con los demás y el trabajo que estamos realizando en el camino espiritual. En todos los casos lo único que hay son ventajas para seguir avanzando en el progreso de nuestro espíritu.

Según hemos visto en estos dos artículos es muy importante dominar el pensamiento y el sentimiento, porque a la hora de actuar juegan un papel muy importante, ya que depende de ellos que nuestro comportamiento sea el acertado, porque no cuenta el acto solamente sino también la intención que tenemos al actuar de esa forma. También es importante que nos acostumbremos a pensar antes de actuar, porque en el caso de que nos equivoquemos nos será más fácil ver el error y a veces el sentimiento que nos hace actuar no es el más adecuado, ya que puede estar influenciado por algún defecto. También puede ocurrir que actuemos porque otros nos dicen lo que debemos hacer y piensan por nosotros, en muchas ocasiones no veremos los motivos o peor aún las intenciones que ellos puedan llevar, porque si eso lo hacen por nuestro bien es mejor que nos aclaren las situaciones para que podamos entenderlas y así actuar en propia conciencia. Tengamos en cuenta que somos los únicos responsables de nuestras acciones, por esto hay que dominar esos pensamientos y sentimientos, que tanto nos pueden ayudar o por el contrario entorpecer.

I.Q.B.