¿Qué es la ortografía?




Origen de la palabra

La palabra ortografía viene del griego "orthos", que quiere decir correcto, y de "grapho", que significa escribir. Así, tenemos que ortografía quiere decir escribir correctamente. Tal como debemos hacerlo cuando hablamos, al escribir hay que tener en cuenta que existe una manera correcta para utilizar las palabras. A eso nos enseñará la ortografía: a escribir bien, a fin de que podamos comunicarnos mejor, y nuestros receptores comprendan los mensajes.

Ortografía:

La ortografía es el sistema de reglas que regula la escritura, dentro del marco de una lengua específica, como puede por ejemplo la lengua española. Las reglas de ortografía son convenciones lingüísticas que con el tiempo se han consolidado, y han pasado a estar escritas como es el caso de diccionarios. En la lengua española, la ortografía comenzó a establecerse recién en el siglo XVIII cuando se formó la Real Academia Española (RAE) con sede en Madrid, España y desde allí inició el trabajo de formalizar el idioma. La RAE, periódicamente, publica la serie de tomos del Diccionario de la Lengua Española, que cuenta actualmente con 23 tomos (la última edición fue en 2001) donde se encuentran todas las palabras utilizadas en el idioma español, teniendo en cuenta muchas de las que también son utilizadas en América Latina. Claro que para esto, la RAE cuenta con la contribución de academias de lenguas pertenecientes a cada país de habla hispana.

¿Para qué sirve la ortografía?

La ortografía se puede describir como: es el uso correcto de las letras para escribir palabras.

Concretamente, el término ortografía subraya que las letras se usan de acuerdo con unas determinadas convenciones que se expresan a través de un conjunto de normas. Éstas establecen el uso correcto de las letras y los demás signos gráficos en la escritura de una lengua cualquiera en un tiempo concreto. La escritura alfabética es en su origen una escritura fonética, ahora bien, no existe alfabeto alguno que sea una representación exacta de su lengua. Incluso en el caso del español, que es junto al alemán una de las lenguas que mejor representa su fonética, existen veintiocho letras para representar sus veinticuatro fonemas básicos.
La ortografía no es un mero artificio que pueda cambiarse con facilidad. Un cambio ortográfico representa un cambio importante en una lengua. La ortografía es el elemento que mantiene con mayor firmeza la unidad de una lengua hablada por muchas personas originarias de países muy alejados. Esto ocurre con el español, el árabe, el inglés o el francés, por poner algunos ejemplos.

Si la ortografía cambiara para ajustarse sólo a criterios fonéticos, el español podría fragmentarse en tantas lenguas como regiones del mundo donde se habla, pues poseen algunos hábitos articulatorios diferentes, y si se representara en la escritura, con el paso del tiempo aparecerían graves problemas de comprensión que conducirían a la incomunicación. La ortografía no es sólo un hecho estrictamente gramatical, sino que también obedece a motivos claramente extralingüísticos.

Leyes para poder lograr una adecuada comunicación

El principal uso que damos al idioma es el de comunicarnos valiéndonos de él. Para que exista comunicación es necesario contar con varios elementos: un emisor que transmita un mensaje y un receptor dispuesto a decodificar el mensaje.
Cuando la comunicación se lleva a cabo por medio del lenguaje escrito, hay muchos factores que influyen en la comprensión del mensaje, como por ejemplo la caligrafía. Como este, existen otros factores que si bien a veces no imposibilitan la comunicación, en ocasiones la dificultan. Uno de ellos es la ortografía. Un texto que presenta muchas faltas de ortografía, se hace muy difícil de leer, es confuso, a veces incomprensible; y esto perjudica la comunicación.
La ortografía no es un mero artificio que pueda cambiarse con facilidad. Un cambio ortográfico representa un cambio importante en una lengua. La ortografía es el elemento que mantiene con mayor firmeza la unidad de una lengua hablada por muchas personas originarias de países muy alejados. Esto ocurre con el español, el árabe, el inglés o el francés, por poner algunos ejemplos. Si la ortografía cambiara para ajustarse sólo a criterios fonéticos, el español podría fragmentarse en tantas lenguas como regiones del mundo donde se habla, pues poseen algunos hábitos articulatorios diferentes, y si se representara en la escritura, con el paso del tiempo aparecerían graves problemas de comprensión que conducirían a la incomunicación. La ortografía no es sólo un hecho estrictamente gramatical, sino que también obedece a motivos claramente extralingüísticos.

En la escritura del español se observan tres grandes etapas, que coinciden en términos generales con los tres momentos de su evolución histórica. Los primeros documentos que se escriben en castellano no se ajustan a una única norma ortográfica, porque no existía, pero a partir del reinado de Alfonso X sí se detecta una cierta uniformidad; ésta es quizás la escritura más fonética de la historia del idioma, porque intenta reproducir las creaciones recientes de una lengua que pugna por ocupar el lugar del latín como lengua culta. Por ejemplo, en esta gráfica medieval tienen su lugar consonantes hoy desaparecidas: ss, que correspondería a un sonido sordo de [s] en posición intervocálico, ç para un sonido [ts], que desapareció siglos después y algunos otros.

En el siglo XV Nebrija escribe su Gramática de la lengua castellana y fija en ella la primera norma ortográfica que reproduce y retoca el humanista Gonzalo Correas en el siglo XVII. Aquí se consagra que la diferencia entre b y v es sólo ortográfica pero no fonética. De acuerdo con ella, se publican y editan los textos del Siglo de Oro. Los cambios fonéticos de la lengua hablada, que se habían iniciado con la propagación del castellano por el mundo, habían concluído y se hacía necesaria una nueva norma ortográfica que los fijara y divulgara a regiones tan extensas como alejadas. Por esta razón en 1741 la Real Academia Española publica la Ortografía que está prácticamente vigente hasta el siglo XX. En el año 1959 la Academia publica las Nuevas Normas de Prosodia y Ortografía que se distribuyen por las estaciones de radio, por las redacciones de los periódicos y se pactan con las otras academias de la lengua del continente americano lo que garantiza su cumplimiento y asegura un único criterio para la lengua literaria impresa. Aquí reciben el mismo tratamiento tanto las normas referidas a la escritura de las palabras como las referidas a los demás signos que necesita la escritura.